Aunque siempre se ha sabido que el sentido del humor influye en la recuperación de los enfermos, fue a partir de la década de los 70 cuando la risoterapia cosiguió el empujón definitivo con el famoso caso de Norman Cousins, un importante ejecutivo de Nueva York, conocido crítico y editor de Saturday Review. A los cincuenta años le fue diagnosticada espondolitis anquilosante, una enfermedad basada en una especie de artritis espinal sumamente dolorosa, que lo dejó lisiado.Por si fuera poco, los doctores no conocían la cura para la enfermedad y ante este panorama nada alentador, Cousins cayó en un estado de depresión mayor. Mientras más se deprimía peor era su estado y el dolor se hacía cada vez más intenso.
Los médicos le aconsejaron que probara a reírse un poco para sentirse mejor. Así, Cousins pidió varias películas cómicas, cortos de “El gordo y el flaco” y varias de los hermanos Marx. Apenas empezó a ver estas películas y a reírse a carcajadas comenzó a sentirse mejor. Descubrió que por diez minutos de risa a mandíbula batiente lograba eliminar el dolor por dos horas. Mientras más se reía mejor se sentía físicamente. Combinando sus terapias de risa con dosis de vitamina C y siguiendo las indicaciones de los médicos, logró curarse por completo de su enfermedad para luego escribir un libro titulado Anatomía de la risa.
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Mari Cruz García asegura que todavía hay un sector médico que se resiste a aceptar el buen humor o la carcajada como terapia, pero que los buenos resultados obtenidos provocan que cada vez se utilice más, y que se acerquen hasta su escuela un mayor número de doctores y especialistas en otras áreas de salud. “En estos momentos nos llaman muchos médicos no sólo de la península, sino de todo el mundo”, afirma.
La risa franca estimula casi todos los órganos, sobre todo si se tiene en cuenta el incremento de la circulación que sigue al masaje vibratorio producido por los espasmos del diafragma. Gracias a ello, los órganos funcionan mejor y su resistencia a las enfermedades es mayor.
Además, durante el acto de reír se liberan endorfinas, los sedantes naturales del cerebro, similares a la morfina. Por eso cinco o seis minutos de risa continua actúan como un analgésico. De ahí que se utilice para terapias de convalecencia que requieren una movilización rápida del sistema inmunológico. La risa inmuniza contra la depresión y contra la angustia.
Mari Cruz García Rodera, con más de 20 años de experiencia, es la fundadora de la primera y única Escuela de la Risa en España y de la Asociación Mundial de la Risa. “Cualquier risa no sirve para obtener los beneficios que buscamos. Si la carcajada no vibra y no es auténtica, no se consigue nada. Debe ser una risa sana.
Aunque en más de ocasión la risa pueda parecer algo intrascendente, se ha demostrado que resulta muy favorable para la salud, incluso tiene su propio lugar físico en el cerebro. Este lugar se encuentra en una zona del tamaño de una ciruela, el córtex prefontal. Esta zona es la parte más humana del cerebro, la que no desarrollan otros animales. Según los expertos, en ella reside la creatividad, la capacidad para pensar en el futuro y la moral. De ahí que seamos los únicos seres con capacidad de reír (no de alegrarse, que es muy diferente). Lo que sucede cuando nos reímos es que el cerebro procesa la información en un área diferente de la habitual, que variará según el tipo de humor.
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Eso es todo lo que se conoce del origen de la risa, que es mucho menos de lo que se conoce sobre sus ventajas. La primera de ellas es el bienestar inmediato durante y después de una carcajada.
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Bueno a mi me parece muy bien esta organización ya que ayuda a todas las personas que están enfermas, si por decirlo así las personas que no tienen sentido del humor todo se lo toman a mal, y como esta vida es corta tenemos que disfrutarla y que hagan estas terapias para subirle el animo a las personas me parece muy bien.
ResponderEliminarY sin más que decir el sentido del humor es muy lindo y sobre todo para las personas que padecen de alguna enfermedad.
Mis felicitaciones a toda esta organización
Jennifer Armijo Soto Instituto Superior de Comercio de Chile.