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jueves, 16 de abril de 2009


¿QUÉ OPINAS?

Expresa tu opinión sobre las siguientes actitudes. ¿En cuáles la solidaridad es un hecho cotidiano y en cuáles no?

a. Se levanta de la cama al primer llamado.
b. Después de ducharse, se preocupa por que el baño quede limpio y ordenado.
c. Se desentiende de todas las tareas domésticas.
d. Avisa a sus padres si algo no funciona en el hogar
e. Siempre se olvida de ordenar su cuarto y sus útiles
f. Gasta en golosinas el dinero que llevaba para comprar materiales de estudio.
g. Derrocha el agua y la luz
h. Respeta los horarios de la familia por propia decisión.
i. Deja su ropa, los útiles de estudio y sus elementos personales en cualquier parte de la casa.
j. Siempre tiene buena disposición para ayudar a los suyos.

Una Ayudita por favor

Por ser humanos, nos necesitamos unos a otros. No es nada vergonzoso pedir ayuda, pues todos, sin excepción, la necesitamos en algún momento. Pero, para despertar actitudes solidarias en los demás, es importante no descuidar el modo de pedir dicha ayuda.

Como lo que estás pidiendo no es otra cosa que un favor, es lógico que lo pidas como tal. Cuando las cosas se piden “por favor”, es difícil que alguien se niegue a ayudarte. En cambio, si tu pedido lo formulas como si fuese una orden, tu semejante podría sentirse ofendido, pues lo estarías tratando como si estuviese obligado a servirte. A nadie le gusta ser tratado como esclavo porque todos tenemos derecho a ser libres, a poder elegir. Por mucho que estés necesitando ser ayudado, debes pedirlo “por favor”, porque de esa forma estarás demostrando respeto por la dignidad humana de tu semejante, lo estarás tratando como persona libre, con derecho a elegir. Seguramente, quien se sienta respetado, te respetará a ti.



TEN EN CUENTA:

No dar las gracias, es un acto de desprecio, como desconocer lo que otro hizo por ti, como si no hubiese existido o fuese un simple objeto del que te has valido y al que abandonas como si fuera descartable.

El que recibe, agradece

Así como recibir ayuda es un derecho del que no podemos avergonzarnos, y pedir esa ayuda con un “por favor” se transforma en obligación para respetar a quien se la solicitamos, debemos también tener en cuenta como retribuimos el favor. No alcanza con devolver un favor con otro (cosa que no estaría nada mal); hay que saber agradecerlo en el momento. Eso es lo único que espera de ti la persona que te ayuda desinteresadamente. El dar las gracias es una forma de cuidar al otro, de demostrarle que tuviste en cuenta lo que hizo por ti.

Una sola palabra “gracias”, encierra en si misma un reconocimiento que ayuda, a quien la recibe, a sentirse valorado. Es por eso tan importante, porque de alguna manera ayuda al que te ayudó.

En las diferentes relaciones que establecemos los seres humanos – especialmente en las que tienen que ver con el mundo del trabajo –, a diario nos encontramos con mucha gente que hace cosas por nosotros, sin que se lo pidamos, simplemente por el lugar que ocupa dentro de una organización. Pongamos el caso de un telefonista que trabaja en una empresa en la que hay cientos de empleados; atiende el teléfono todo el día: ésa es su función. Aún así, quien llama tiene el deber de dar las gracias por ser atendido y comunicado, al igual que el destinatario de la llamada.

De la misma manera, debemos ser cordiales y amables con los vendedores de los comercios, los choferes de los medios de transporte, el personal de limpieza y todas las personas que cumplen diferentes funciones a nuestro alrededor.

El que agradece asegura el lazo solidario cerrando el círculo de la comunicación, es decir, devolviéndole el cuidado y la atención a quien lo atendió y trató como persona humana. Es una manera de unirse en el respeto y de reconocimiento como semejante.

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