EL QUIJOTE DE LAS SONRISAS
Luego de un tiempo de conocer su noble tarea, consideré que bien valía la pena recorrer unos miles de kilómetros, para estrechar la mano de este gran hombre. Pimpolito; como lo conocen en Tarapoto, me recuerda al conocido personaje del Quijote de la Mancha.
Su vocación es luchar contra la indiferencia, el dolor, la tristeza y otros monstruos gigantes que acechan silenciosos a los niños internados el hospital Minsa. Rescatar sonrisas en sus rostros no es una tarea efectiva ni exclusiva de los profesionales que se resignan a trabajar con lo que tienen. La amabilidad, el instrumental, y los conocimientos profesionales, no alcanzan….nunca alcanzan ! Hay una realidad que tiene que ver con lo intangible, lo sutil y que infiere directamente en la mejoría del paciente. Hablo del estado del alma, de los lazos afectivos entre madres, hijos y hermanos, de estar lejos de casa, de su entorno.
Esa realidad en cada niño, se conoce solamente en el trato diario, profundo con el niño y su mamá, sin el apremio de atender todas las patologías en un horario limitado.
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